Clases de Español con Ecotrackers

This blog records the Spanish classes that Ecotrackers offers.

My Photo
Name:
Location: Ecuador

Una fundación que lucha contra la extinción de especies, culturas y por la salud mediante el ecoturismo, el turismo de salud, el turismo cultural, la capacitación, la Internet, la convivencia

Tuesday, November 24, 2020

El español, un imán para los extranjeros 7/27/2007

El español, un imán para los extranjeros 7/27/2007 Los cursos grupales. Manuel García dicta una clase a Alez Borgen y Nan Vangeloven.Foto: EL COMERCIOAl culminar el bachillerato obtuvo el título de auxiliar en Contabilidad. Sus únicas nociones del idioma inglés las adquirió en el colegio. Sin embargo, Patricia Ochoa lleva 12 años enseñando español a los extranjeros que llegan a Quito.“Lo más complicado para mí no fue entender a los alumnos sino la gramática española. Superado ese obstáculo me di cuenta de que la comunicación fluye”, comenta Ochoa con Gabriele Schmälzle, arquitecta, de 34 años, quien llegó a Quito por recomendación de su novio, un portovejense radicado en Alemania, su tierra natal. PuntualesEl paquete de Amazonas Spanish School, incluye un mes de clases de español por cinco horas diarias, más alojamiento en casa de una familia, cuesta 1 564 dólares. (1 142 euros). Para algunos extranjeros aprender frases de supervivencia no es suficiente y alargan sus clases. El grado de dificultad para dominar el idioma, dice Estela Flores, profesora de Bénédict, depende de la lengua de origen. “No es lo mismo aprender español para un francés o un italiano que para un japonés”. Los métodos utilizados para el aprendizaje del idioma español son muy variados. Durante la jornada de clases algunos institutos y academias que imparten cursos a extranjeros, dan a sus alumnos tiempo para hablar, leer y aprender juegos tradicionales como el 40.Schmälzle maestra de historia en una escuela de Indiana, se afana repitiendo verbos con la ayuda de tarjetas de cartulina. “Cada vez hay más chicos hispanos en las escuelas de EE.UU. y la mejor forma de acercarme a ellos es con su idioma”, asegura la mujer de 57 años, quien llegó a Quito hace tres semanas sólo para aprender español.La capital es un destino para aprender el idioma. De hecho, desde este año, la Corporación Metropolitana de Turismo promociona ese servicio en el exterior. Según el Ministerio de Educación, en Quito hay 33 centros que ofertan cursos para aprender español. En la mayoría, la enseñanza se imparte en un mes, en jornadas de cuatro horas diarias.María de Lourdes Robalino, de la academia Bénédict, dice que los turistas creen que es más fácil aprender porque los quiteños no tienen acento. Según ella, hay más de 80 centros en el Distrito.“Vine a Quito porque mis amigos dicen que aquí el idioma es más limpio. Es cierto”, asegura Lukas Buergi, suizo, estudiante de economía. Inés Rodríguez, profesora de español y literatura, vio la evolución de Buergi en tres semanas. “La conversación uno a uno y la necesidad de comunicarse es lo que más entusiasma a los chicos”.Es más barato aprender en esta ciudad, sostiene Hee Jae, coreano de 19 años. Según él, los sonidos del alfabeto en español eran desconocidos hasta hace tres semanas. El aprendizaje del español es para Nadia Montalvo y Paul Gardner, una pareja de novios australianos, la primera fase de una aventura de siete meses que les permitirá recorrer los paisajes de Perú, Bolivia, Chile y Argentina. En su tercera semana de clases, Paul confiesa sus gustos gastronómicos a su maestra, Hipatia Alarcón. “Mi plato favorito es el canguro. Su sabor se parece al de la carne de vaca, pero es más saludable”. La mujer lo mira sorprendida y añade: “En Ecuador no comemos eso, pero sí cuyes y llapingachos”. Aprender a pronunciar con propiedad palabras como llapingachos o chugchucaras le tomó casi una semana a Roberto Griman, un empresario jubilado nacido en EE.UU. El hombre de 56 años tuvo su primera clase de español hace 30 años, en España. Ahora decidió retomar las clases, junto a Katalina, su hija de 18 años. Para reforzar sus conocimientos, padre e hija viven con familias ecuatorianas en casas distintas, en el sector de Las Casas.